Dejame Dormir, Mama

Fue tal como, en 1768, los franciscanos entraron en California para encargarse de las misiones abandonadas por la Compañía. Cerca ahora de la meta, notó fray Junípero que se le hinchaba un pie, quizá por las picaduras de mosquitos, restregadas durante la noche, en sueños, e infectadas. El caso es que la herida abierta de su pie acompañaría ya para toda la vida los recorridos del padre Serra, que nunca dio al asunto la menor relevancia. A objetivos de agosto de 1749, a los treinta y cinco años, fray Junípero se embarcó hacia el Virreinato de la Novedosa España, nombre colonial de México, en Cádiz.

hijo mío por favor de tu blando lecho salta

En serio, mamita mía, yo no sé por qué razón te inquietas si por ser culiparlante cobro mi sueldo y mis dietas. Lo único que preciso, de verdad, mamá, no insistas, es hallar otra vez que me pongan en las listas. Y aplaudirle, evidentemente, en el momento en que en la tribuna hable.

Dejame Dormir, Mama

El 3 de junio, con la custodia del teniente Pedro Fagés y diecinueve soldados, se creó la misión de San Carlos de Monterrey, de la cual fray Junípero fue el alma durante catorce años, haciendo de ella el centro de su actividad misionera. Cuenta el padre Sierra que en una ocasión, unos indios pacíficos estuvieron con ellos, dejando sus armas en el suelo, y «nos empezaron a explicar una por una el uso de ellas en sus peleas. Hacían todos los papeles, de este modo del heridor como del herido, tan al vivo, y con tanta gracia, que tuvimos un precioso rato de recreación. «Alabé al Señor, besé la tierra, dando a Su Majestad gracias de que, después de muchos años de desearlos, me concedía ahora verme entre ellos en su tierra.

Mediado el año, recibió fray Junípero una novedad durísima. El obispo fray Antonio de los Reyes pensaba en este momento entregar a los dominicos las metas de la alta California, aquellas fundaciones que habían costado a los franciscanos trabajo y sangre durante años. Por otra parte, alegando el derecho establecido en las viejas Leyes de Indias, demandó el gobernador que los indios convertidos, tras cinco años de estar en reducción, asumieran cargos políticos, en tanto que los misioneros quedaran limitados a los ministerios rigurosamente espirituales. Profesó en 1731 en el convento de los franciscanos de Palma, donde cambió su nombre de nacimiento por el de Junípero. En 1738 fue ordenado sacerdote y se doctoró en teología. De estos años se conservan compendios de sermones dictados por él en sus distintas itinerarios sacerdotales.

Chiste: «¡Permíteme Dormir, Mamá!»

En 1749 viajó a México como misionero junto a otros religiosos, entre ellos Francisco de Palou, que sería su biógrafo. Él siempre soñó con dedicar a sus amados san Francisco y santa Clara de Asís unas metas hermosas, dignas de ellos. De ahí que su alegría fue inmensa cuando, en 1774, después de hartas gestiones suyas, llegó la ansiada autorización del virrey Bucarelli, que destinaba en principio treinta soldados, con sus familias, para la fundación de San Francisco.

En ese año, Monterrey se convirtió en capital de California, y sede del nuevo gobernador, don Felipe de Neve. De este modo sería posible controlar más de cerca la actividad misionera del padre Serra… En efecto, en ese año le llegó del colegio de San Fernando una humillante patente, donde se limitaban sus poderes como padre presidente de las misiones californianas. La misión de San Diego fue reconstruida, y entre las cenizas del fichero quemado se pudo recuperar el catecismo que el padre Jaume había compuesto para los indios en lengua dieguina.

Permíteme Reposar, Mamá

Quisiera entender cuál de los adjetivos prefijados, «apolítico» e «impolítico», señala negación y cuál denota privación. Tanto España como el Gobierno de Estados Unidos han honrado su memoria emitiendo estampillas postales dedicadas al humilde misionero franciscano. Los indios, los que no fueron exterminados, se desperdigaron y regresaron a su estado primitivo. Y California, en concreto, entró a formar parte en 1850 de los Estados Unidos de América. Tras la muerte de fray Junípero Serra, la historia de las metas por él fundadas está marcada por la evolución general de los hechos políticos. Cuando regresó a Monterrey, terminadas ya sus licencias para confirmar, había confirmado a 5307 neófitos en sus misiones californianas.

El 20 de junio llegaron al mar, a la bahía de Todos los Beatos, donde la actual Ensenada. Días después encontraron un grupo de indios vivaces y amistosos, en un lugar que él llamó La Ranchería de San Juan. Ambos estimaron que lo más urgente era fundar misión y fuerte en el puerto de San Diego, y asimismo mucho más arriba, en la bahía de Monterrey, para iniciar desde esas bases la población y la evangelización de California. Pronto surgió una amistad profunda en medio de estos 2 hombres, que debían ser personajes principales de la formación histórica de la alta California. El primer destino de fray Junípero fue Santiago Xalpan en la Sierra Gorda de Querétaro, donde permanecería nueve años dedicado a convertir a los indígenas pames de la región, al tiempo que les enseñaba los rudimentos de la agricultura, de la ganadería de tiro y de labor, así como a tejer y hilar. Al día después de llegar, solicitó del superior un director espiritual, y le fue asignado un beato y veterano misionero, fray Bernardo Puneda.

El Falso Poema De Fray Junípero

A inicios de 1771, para asistir las nuevas misiones y entablar otras, fueron asignados veinte franciscanos a la baja California, bajo el mando de Palou, y diez a la alta California, bajo la guía del padre Serra. Pasado un trienio, en 1754, quedó fray Junípero libre de su cargo, y como simple misionero, en Xalpán, pudo ocuparse todo y solo a sus indios. En 1759, los progenitores Serra y Palou fueron llamados a San Fernando para ser mandados a los indios apaches.

El Ub La Palma De Rafa Sanz Y El Aridane De José C Rivero (verano

Bucarelli quedó impresionado por el celo misionero de aquel fraile, que había llegado a visitarle «casi moribundo», y que no pensaba sino en regresar a su tarea misionera. Y a la luz de estas informaciones verdaderas, no solo confirmó lo ahora hecho, sino que autorizó la fundación de novedosas misiones en San Francisco y en el canal de Santa Bárbara –que el día de hoy son ciudades enormes–. La fundación de San Carlos fue seguida en el instante, bajo el impulso de fray Junípero, por la de otras misiones, como San Antonio de Padua, San Gabriel, San Luis Obispo. Al cultivar aquellas mínimas semillas, el padre Sierra se veía poseído de un ido entusiasmo, como si previera que estaban destinadas a ser magníficas ciudades. A lo largo de todos esos años, el brazo derecho de fray Junípero en San Carlos fue el padre fray Juan Crespí, que allí trabajó hasta que murió, en 1782. En los tres primeros años, aquella misión ahora tuvo 165 bautizados, y al fallecer el padre Serra, eran 1014.